Prospera, anteriormente conocido como Oportunidades y Progresa, fue el primer programa nacional de transferencias monetarias condicionadas del mundo, lanzado originalmente en México en 1997. El programa, que se desarrolló entre 1997 y 2019 e implicó múltiples cambios de marca, se centró en incentivar y mejorar el acceso a la educación, la nutrición y la salud para las familias pobres.
Los programas de transferencias monetarias condicionadas son programas de bienestar gubernamental que brindan a los residentes comunidades pobres con fondos siempre que cumplan las condiciones del programa. Los requisitos comunes para programas como Prospera generalmente incluyen exigir la inscripción escolar de los niños y garantizar controles de salud periódicos.
Después del Crisis del peso mexicano de 1995 devaluó drásticamente el peso, México lanzó el programa Prospera para combatir la pobreza y desigualdad. Dirigida a zonas particularmente empobrecidas, Prospera demostró ser notablemente eficaz en las regiones más pobres de México, como Chiapas, donde prevalece una tasa de pobreza del 74,7%. En La Gloria, Chiapas, alrededor del 93% de las familias se beneficiaron de los estipendios del programa. Por lo tanto, Prospera tenía como objetivo aliviar la pobreza tanto en las zonas urbanas como rurales de todo el país.
Pobreza y educación
Prospera se centró en la reducción de la pobreza haciendo hincapié en la matriculación escolar. En México, donde las familias a menudo dependen de ingresos adicionales, los niños se ven obligados a trabajar, lo que socava su educación. Este problema es más grave en el Sur, donde los niños frecuentemente abandonan la escuela para trabajar en la agricultura exacerbar la negligencia educativa y perpetuar el ciclo de la pobreza.
Según Prospera, las familias recibirían subvenciones cada mes por cada niño que asistiera a la escuela. A medida que los niños progresaran en la escuela, el monto de la subvención aumentaría. Para las niñas, el monto de la subvención oscilaría entre 105 pesos o ,50 en tercer grado 660 pesos o por escuela secundaria. El estipendio para las niñas era más alto que el estipendio para los niños porque, en promedio, las niñas tenían más probabilidades de abandonar la escuela a una edad más temprana.
Además, los niños que participan en Prospera desde sus primeros días muestran una mayor probabilidad de cursar estudios superiores. Un estudio encontró que los niños inscritos dentro de sus primeros 1.000 días lo eran 67% más probable asistir a la universidad en comparación con los matriculados después del sexto grado. El énfasis de Próspera en la asistencia escolar continua jugó un papel crucial en su éxito. La educación desempeña un papel fundamental en la reducción de la pobreza según Childfund, quienes afirman que la educación es el “catalizador necesario para sacar a las familias y comunidades del ciclo de la pobreza.”
Salud y Nutrición
Prospera proporcionó a las familias transferencias monetarias relacionadas con la salud para garantizar controles de salud periódicos tanto para los padres como para los niños. Estos fondos, destinados a mejorar el consumo de alimentos y la salud nutricional, no tenían restricciones de gasto. El programa adaptó sus condiciones para satisfacer necesidades demográficas específicas, como la organización de sesiones de salud y nutrición para madres y estudiantes de secundaria. Cabe destacar que Próspera contribuyó a una Disminución del 17% en lactantes tasas de mortalidad en México, destacando su crítica papel en el abordaje de los problemas de pobreza y desnutrición relacionados con la salud.
Efectos de Prospera
El programa de transferencias monetarias condicionadas de México, aunque se redujo en 2019 para centrarse en la educación, continúa influyendo significativamente en las estrategias globales de reducción de la pobreza. Su modelo ha inspirado a decenas de países de todo el mundo a implementar programas similares, beneficiando a comunidades empobrecidas. Si bien existen debates sobre el largo plazo de Próspera poverty impact, its achievements in reaching millions in Mexico’s needy urban and rural areas, enhancing educational outcomes and reducing child health issues stand out.
–Marley Wilson